PEPA LÓPEZ Un éxito rotundo. Y es que a pesar de la austeridad, los recortes y la crisis ayer la Feria de Día del Centro obtuvo un lleno absoluto. Malagueños y visitantes cogieron con muchas ganas la fiesta y desde bien temprano el cante y el baile se apoderaron del casco histórico. Parece que los malagueños hicieron caso al pregonero y olvidaron los problemas, envainaron peineta, abanico y catavinos para disfrutar del jolgorio malagueño a tutiplén. No se recuerda un estreno tan fuerte como el de ayer.
Había ganas de jarana, eso era indudable: corrían tan solo las dos de la tarde y ya se vivía un ambiente grandioso. Y es que era el primer día y por delante un puente festivo que no dejaba mejor plan que darse una vueltecita por la diversión del centro. Así lo decían un grupo de madrileños que, aprovechando la festividad del lunes, han viajado hasta la capital malagueña para conocer su feria. «Tenemos amigos de Málaga y nos habían hablado muy bien de la Feria de Día; la verdad es que nos ha sorprendido mucho porque nos hemos encontrado un ambiente fabuloso y muchas ganas de fiesta», nos contó Joaquín.
Y en la primera jornada diurna de todo se pudo ver; los trajes de flamenca provenientes de la romería de la Victoria ofrecieron esa vista más típica y folclórica de la feria malagueña, quizás la más elegante y que seguramente no veamos el resto de días. El Centro era en todo un hervidero de gente, con varios escenarios claves. En el primero de ellos, calle Larios, el lugar por excelencia de la Feria de Día, se aglutinaron visitantes y locales en torno a corrillos en los que se entonaban sevillanas con guitarra y caja en directo. Mucho verdial y mucho baile regional, claro.
Otro de los escaparates de la fiesta fue la plaza de la Constitución, donde la gente disfrutaba en las casetas del jamón, del queso y de la copita de vino. Y aunque corren tiempos en los que hay apretarse el cinturón siempre se hace un esfuerzo cuando se está en Feria. « Mi marido y yo estamos en paro, pero aquí estamos; se hace un esfuerzo y tiramos con lo poco que tenemos para pasarlo bien y disfrutar de nuestra Feria... Quedándonos en casa no arreglamos nada», contó Dolores, una malagueña que vivió la jornada inaugural acompañada por su familia.
Y de la plaza de la Constitución, hasta la calle Granada, plaza del Obispo, plaza Uncibay... Cualquier rincón del centro era ayer epicentro de la diversión. Almuerzos multitudinarios de familias enteras en calle La Bolsa y reuniones de compañeros de trabajo en bares como, por ejemplo, el Patio Andaluz. «Aquí estamos más fresquitos y no con el agobio de la gente; además, la Feria es para estar no sólo en la calle, también en los bares», aseveró Diana Artacho, una cordobesa que visita Málaga durante estos días.
De todas las edades y nacionalidades. Solamente hacia falta ganas de disfrutar de las delicias de la feria y de las propuestas lúdicas, ningunas oficiales. Ya que, a pesar de que no se habían organizado ninguna actuación musical por parte del Ayuntamiento, la música no faltó. Había bandas repartidas por las calles; una de ellas, Fun Fiction, que amenizó durante toda la tarde a los feriantes de calle Granada, que, con la copita de Cartojal en la mano, les vitoreaban «¡otra otra!» cada vez que concluían sus versiones de conocidos temas de pop rock internacional. Ahora bien lo que no faltó tampoco fue Paquito El Chocolatero, el Sarandonga y el Obi Obá, entre otros himnos más verbeneros.
La Feria de Día volvió a ser ese gran escenario de disfraces y atuendos de los más variopintos. Y, cómo no, de las despedidas de soltera. Las camisetas con mensajes pícaros y divertidos volvieron a ser otro año más las protagonistas; un curioso ejemplo: «No me mires así que tu hija va peor». Los delantales de lunares, los sombreros de ala ancha y gafas, claro llamativas. Todo para vivir de forma intensa este debut de la fiesta, que fue apoteósico.