20110807

MAGNUM 44


Tras ver “The Escapist”, una modesta pero efectiva cinta de fugas carcelarias, nada hacía presagiar que con este debut tras las cámaras, al inglés Rupert Wyatt le iba a caer en sus manos rodarnada menos que la película que cuenta el origen de “El planeta de los simios”.Y es que la Fox, subida al carro de re-explotar viejas franquicias, series y todo aquello peliculable que pueda partir de una cierta familiaridad en el público y garantiza rentabilidad taquillera, ha decidido ahora poner en imágenes un nuevo episodio de la mítica saga que originara el siempre genial Franklin J. Schaffner a finales de los años 60 del pasado siglo.Por suerte y supongo que escarmentados de lo vacua e innecesaria que resultó ser, hace una década, la experiencia burtoniana de hacer el engolado remake de la cinta original, la apuesta ahora, ha sido la de contar cómo los simios comenzaron a dominar una Tierra de la que los humanos pasaron a quedar casi extintos. Llegados a este punto, hay que recordar que, en no pocas ocasiones, y en lo que a la ciencia ficción se refiere, el acierto suele estar en la carencia de pretensiones y en partir de planteamientos, ante todo, lúdicos a los que se inyecta un tanto de moraleja existencial y un punto de cientifismo futurista, que otorguen cierto fuste e interés al producto. Pues bien, este es el concepto que guionistas, realizador y productores han adoptado a pies juntillas en “El origen del planeta de los simios”. En este sentido, la historia y el mensaje que se propone, pese a estar mil veces contado, sirve a la perfección para apoyar una puesta en escena tremendamente eficaz, con perfecto ritmo in crescendo y en la que se imbrican con envidiable acierto la imagen real y la digital. Además, el simio Cesar, bajo los rasgos actorales de Andy Serkis (el que fuera Golum en la trilogía “El Señor de los Anillos”), aparte de hacerse el amo de la trama, también lo hace de la película y la platea, reflejando, con el único apoyo del gesto, una evolución psicológica inobjetable, que ya quisieran para sí muchos protagonistas fílmicos dotados de voz y texto. Y es que, lo que más me gusta del filme de Rupert Wyatt es que trata de tú a tú al espectador, sin tangarle, sin hacer que comulgue con ruedas de molino y ofreciéndole algo tan sencillo como demasiadas veces proscrito de las salas de cine: el entretenimiento honesto, bien contado y mejor resuelto, en una cinta en la que cada dólar de un no excesivamente amplio presupuesto, está tan exprimido como ejemplarmente aprovechado.
By Harry Callahan7,5/10



X-MEN: PRIMERA GENERACIÓN



Matthew Vaughn le produjo a Guy Ritchie las que probablemente sean sus mejores películas hasta la fecha: “Lock and Stock” y “Snatch: cerdos y diamantes”. Pero pronto a Vaughn le picaría el gusanillo de dirigir y probó suerte debutando con una opera prima excelente: “Layer Cake: crimen organizado”, una de gangsters a caballo entre Tarantino y, sobre todo, Scorsese. Tras ésta se metió en vericuetos fabulísticos con una irregular pero meritoria “Stardust”, y volvió a dar en la diana con “Kick-Ass”, una genial gamberrada friki con la que me ganó definitivamente. Ahora Vaughn por fin se hace cargo de la franquicia de los X-Men. Y digo por fin, porque a punto estuvo de hacerlo en la anterior entrega de la saga, por indicación expresa de Bryan Singer (autor de las dos excelentes primeras partes). Pero “La decisión final”, que así se llamó el filme, definitivamente, lo perpetraría el siempre mediocre Brett Ratner, cuya único y aislado mérito hasta hoy es haber sido productor ejecutivo de la (pese a ello) estupenda serie de TV “Prison Break”.Pero no me enredo y vuelvo a los X-Men. La cuarta parte de la patrulla de mutantes lleva por título “Primera Generación” y, como decía antes, la ha realizado Matthew Vaughn y es, en realidad, es una precuela. Nos lleva a cómo empezó todo. A cómo nació la amistad, finalmente tornada en rivalidad, entre Charles Xavier y Magneto, allá en los años 60, con los Kennedy en la Casa Blanca y la crisis de los misiles de Cuba como telón de fondo.Para la ocasión Vaughn nos propone un thriller de aventuras comiqueras invadido por los elementos clásicos de las películas de James Bond y las claves de propias de la saga de los X-Men (con guiños a las anteriores entregas cinematográficas, con cameos de Hugh Jackman y Rebbeca Romijn Stamos incluidos).Llegados a este punto, he de confesar que lo que más me gusta de Vaughn es su sentido del espectáculo y el ritmo agilísimo que imprime a sus trabajos. Y éste es claro ejemplo. Las más allá de dos horas en las que se desarrolla el metraje pasan en un chasquear de dedos, gracias a un perfecto maridaje de planificación fílmica, montaje y audacia visual, además, claro está del apoyo en un libreto en el que ha metido mano Bryan Singer (también productor ejecutivo del filme) y se nota.Por otra parte, y esto también me parece clave, “X-Men: Primera Generación” carece de otra ambición que no sea la de hacer disfrutar al espectador de un rato de saludable evasión. Opción la más correcta, habida cuenta además del evidente recorte de presupuesto sufrido respecto a entregas previas que se nota comparativamente, sobre todo en los efectos visuales. Sin embargo, de un lado, la inventiva visual de Vaughn (patente en escenas tan logradas como la primera conversión de Bestia) sabe resolver sin que se eche en falta lo que el dinero no pudo pagar; y, por otro lado, el propio aire, como indicaba, nada pretencioso del filme hace que este defecto, muy al contrario, dote a la película de un halo camp supongo que no buscado pero delicioso. No obstante, hay que decir que la ambientación en los 60, años que disfrutan de un alabado revival gracias la exitosa serie “Mad Men” (de la que también aquí hay algo), es no obstante tan resultona como atractivo es descubrir, en aquellos convulsos años, el origen de los personajes y el porqué de sus posiciones en un futuro natural y lógicamente enfrentadas. Celebro pues, en resumen, la vuelta por sus fueros de una saga que, desde que Singer abandonara la silla de director, no había tenido un título a la altura de las circunstancias. Como también celebro la definitiva llegada para quedarse de un estupendo actor, Michael Fassbender (descubierto para muchos en “Malditos Bastardos”), que dota a Magneto de una dignidad, psicología y verismo a la altura de la que en su día le confiriese Sir Ian McKellen.
By Harry Callahan8/10TÍTULO ORIGINAL: “X-Men: First Class”