
El 3 de mayo de 1972 aparecía en algunos periódicos españoles una sorprendente noticia aparecida el día anterior en el semanario italiano Domenica del Corriere. La noticia decía que un grupo de 12 científicos, cuyas identidades siempre se han mantenido en secreto, encabezados por el padre Pellegrino Alfredo Maria Ernetti, un monje benedictino, habían inventado una máquina capaz de ver el Pasado.
El Cronovisor o la máquina visionadora del Pasado fué un proyecto científico desarrollado por un grupo de sacerdotes como Luigi Borello, Agostino Gemelli, Alfredo Ernetti, y otros, que fué financiado por el Vaticano en la década de 1950 y que consistía en la construcción de un aparato que podía ver y oir imágenes y sucesos del Pasado, incluyendo escenas de Jesús de Nazareth. Ernetti había logrado reunir hasta a 12 científicos para trabajar en el proyecto de la visión en el tiempo.


El padre Ernetti, además de exorcista, era un sabio que dominaba múltiples disciplinas, como la música prepolifónica (anterior al año 1.000 d.C.) y la física. Ernetti era un científico experto en Oscilografía electrónica, y era un estudioso de las capacidades sobrenaturales que produce la modulación y la vibración de los sonidos.
Al parecer, el inicio de la investigación del cronovisor partió después de una experiencia de captación de psicofonías que fueron analizadas por Agostino Gemelli y Alfredo Ernetti.


Si los científicos nazis habían conseguido los planos para construir ovnis, bombas atómicas, y demás ingenios y armas sofisticadas, ¿por qué un equipo científico similar no podría conseguir los planos para construir una máquina que pudiera captar señales del pasado?...


Estas pruebas fotográficas han llevado a los investigadores a pensar en dos posibilidades: o bien el asunto del cronovisor era un fraude, o bien el Vaticano no estaba interesado en difundiar las fotografías auténticas. Pero en el caso de que todo fuera una mentira, ¿Qué ganaban todos ellos con fabricar un fraude así?
El fundamento teórico del Cronovisor se basa en el principio físico de que la energía no se crea ni se destruye sino que se transforma. Según Ernetti, las ondas visuales y sonoras son energía, y por lo tanto, están sometidas a las mismas leyes físicas que la materia. Las ondas sonoras y visuales, una vez emitidas, no desaparecen sino que se diluyen o decodifican, y el aparato cronovisor precisamente lo que hace es que vuelve a recomponer o codificar de nuevo las mismas imágenes y sonidos a su estado original, mostrándolos sobre una pantalla.
Es decir, que según esta teoría cronovisora del padre Ernetti, el Cronovisor sólo podría recomponer escenas y sonidos que ya hubieran sido emitidos previamente en el Pasado, pero el artefacto no podría ser capaz de recomponer las ondas visuales y sonoras del futuro puesto que todavía no se han producido nunca. El cronovisor no puede reproducir señales que aún no han ocurrido nunca.
De ahí el salto cualitativo asombroso y revolucionario que supone un artefacto enigmático y mítico de la historia de la humanidad: la reliquia sagrada de la Mesa de Salomón, que también lo podríamos llamar el Ordenador de Salomón. Puesto que la Mesa de Salomón es una máquina avanzadísima capaz de ver y oir tanto las escenas del Pasado como las escenas del Futuro.
Pero además no solo eso sino mucho más. Porque la Mesa de Salomón no solo ve en el tiempo, sino que además hace, es decir, construye, transformando los planos y los proyectos en materia real. De ahí que el Rey Salomón construyera muchos objetos con la ayuda de su Mesa, como por ejemplo oro puro de ofir, vehículos voladores, o cualquier otro tipo de objeto.
Según las antiguas leyendas árabes, recogidas por ejemplo en libros como "Ali Baba y los 40 ladrones" y "Las Mil y una noches", la Mesa de Salomón consistía en una mesa que sujetaba un espejo mágico, y a través de ese espejo, se podían ver imágenes de otras épocas; esta sería una descripción antigua propia de testigos de un tiempo muy remoto, que han visto imágenes en una pantalla parecida a una televisión pero que no saben qué es exactamente. Sería un caso parecido a una persona del año 3.000 a.C. que se queda muy sorprendida al ver una televisión moderna.
La tecnología que manejó el Rey hebreo Salomón era mucho más avanzada que la tecnología que manejó el grupo de científicos que trabajaron en el proyecto del padre Ernetti, puesto que la sabiduría que tenía Salomón era una sabiduría sobrenatural que Dios Yahveh le concedió al Rey de Israel.
Al final, cuando la noticia de la existencia del cronovisor salió al público en muchos medios de comunicación, el Papa y la cúpula gobernante del Vaticano dieron órdenes de confiscar el invento de Ernetti y de guardar silencio absoluto sobre el asunto de la máquina visora del tiempo, prohibiendo al padre Ernetti y a su equipo científico volver a hacer ningún tipo de declaración ni comentario más sobre este asunto ni a la prensa ni a nadie. El Cronovisor fué clasificado como materia "secretum omega", que es el máximo secreto para el Vaticano.

Se dice que Brune recogió el "testamento" de documentos de Ernetti. Brune, evidentemente, tiene mucha información, pero sobre todos los sacerdotes católicos pesa una orden expresa del Papa de no hablar del cronovisor.
Según Francois Brune, Ernetti no confiaba mucho en el Vaticano y depositó copias de los planos del cronovisor ante dos notarios, uno de Suiza y otro de Japón.
Brune también ha declarado que el cronovisor no podía coger primeros planos en sus imágenes, sino planos generales, por lo que las fotos difundidas no habrían sido auténticas.


Esta tecnología de computadoras de superficie ya está siendo desarrollada por las fuertes compañías internacionales de computadoras y software como Microsoft Corporation.






Por lo tanto, es normal y natural que el Vaticano tampoco esté interesado en sacar a la luz pública un instrumento prodigioso como la Mesa de Salomón, ya que no quiere que se descubran sus vergüenzas históricas ni quiere tampoco que la gente llegue a saber la verdad sobre cualquier cosa, pues eso podría invertir el orden de las cosas, e incluso cambiar la civilización actual.
Para el Vaticano, la Mesa de Salomón es mucho más peligrosa aún que el Cronovisor del padre Ernetti, porque es un artefacto mucho más potente y puede ver el Futuro además del Pasado.
Por eso el Secreto de Toledo, que se guarda en la Cueva de Hércules, está clasificado por el Vaticano con el máximo secreto, materia reservada vaticana "secretum omega".
El investigador Alberto Canosa, descubridor de la Cueva de Hércules, nos habla acerca de la Mesa de Salomón como máquina visionadora del tiempo y de las consecuencias de su descubrimiento.
Fuentes : x Files.es