20100429

TIERRA DE POETAS ALHAURIN DE LA TORRE "JUAN ARIAS LUQUE "


ADIOS CIUDAD ENCANTADA

Dicen que el rey Boabdil,
cuando salió de la Alhambra,
por las vegas del Geníl
cruzó sin decir palabra.

Dicen que salió llorando,
¡Qué no quería dejarla!,
que volvía de vez en cuando,
la cara, para mirarla.

Donde se había criado,
donde gozó de su calma,
donde dejaba enterrado
su corazón y su alma.

La tierra de su reinado,
que le llenaba de gloria,
donde quedaron grabados
siete siglos de la historia.

Cuando salió de Granada,
exclamó con gran tristeza:
"¡Adiós, ciudad encantada,
çdueña de tanta belleza!".

"Mi Alhambra, que gran tesoro,
hecha en lo alto de un cerro",
dicen que exclamaba el moro
camino de su destierro.

cuando salió de la Alhambra,
por las vegas del Geníl
cruzó sin decir palabra.

Dicen que salió llorando,
¡Qué no quería dejarla!,
que volvía de vez en cuando,
la cara, para mirarla.

Donde se había criado,
donde gozó de su calma,
donde dejaba enterrado
su corazón y su alma.

La tierra de su reinado,
que le llenaba de gloria,
donde quedaron grabados
siete siglos de la historia.

Cuando salió de Granada,
exclamó con gran tristeza:
"¡Adiós, ciudad encantada,
çdueña de tanta belleza!".

"Mi Alhambra, que gran tesoro,
hecha en lo alto de un cerro",
dicen que exclamaba el moro
camino de su destierro.

"Ya no veré el sol salir"
detrás de Sierra Nevada,
ni las aguas del Geníl
de su nieve destilada

Ya no veré las casitas,
los pueblos de mi Alpujarra,
blancas como palomitas
y alegres como cigarras.

Yo me marcho a tierra extraña,
con mis tropas derrotadas,
lejos, muy lejos de España,
de esta tierra tan amada."

Dicen que el moro lloraba
su destierro noche y día,
y llorando pronunciaba:
"¡Granada, mi Andalucía!"

Su cuerpo se embalsamó
con esencias perfumadas,
pero su risa y su amor,
su alma y su corazón
se quedaron en Granada.

Juan Arias Luque.